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Saturday, April 23, 2005
CULTURA/ Los chinos, la más antigua dinastía de la literatura
China es, quizá, una de las culturas asiáticas con mayores vestigios de independencia. Su sistema de escritura y gran parte de su arte se han mantenido por más de 3.000 años.

Jotamario Arbelaez, poeta nadaísta, comenta que “Los chinos escribieron el Tao Te King, el libro del recto sendero, para probar que podían ser más creadores que cualquier creador, haciendo del hombre un ser apto para emprender el camino”.

Camino tan largo y antiguo como su río el Yangtzé, que fue decisivo para el asentamiento de las civilizaciones chinas por ser vía de comercio y de transporte, que desde luego contribuyó a que la naturaleza estuviera siempre en su cultura.


Porque según afirma Juan Manuel Roca, escritor y poeta colombiano, “en la literatura china se ve una observación minuciosa de la naturaleza que no se desliga al hombre sino que se ve reflejado en ella, porque el hombre, es finalmente, parte de la naturaleza”.

La tradición literaria de China es de las más antiguas del mundo, iniciada antes del siglo VIII a. C. Los King o libros canónicos, monumentos más antiguos de su literatura, constituyen la base del saber chino.
Dentro de los cinco libros sobresalen el Chu-King (libro de la historia de los documentos y el Che-King (libro de los cantos) recopilación de cantos amorosos e himnos religiosos.

La base de su expresión está en `El Corazón de la literatura y el Cincelado de Dragones´, que establece las normas de cómo debe escribirse cada género; en el `Libro de los Cantos´, que tiene los poemas más antiguos de la China; en el I Ching, libro de los cambios y guía para interpretar los oráculos antiguos; y en los Cuatro Libros de Confucio, obra que destila nostalgia y proponen la vuelta al poder de una dinastía justa y fuerte y el establecimiento de una sociedad regida por la armonía entre dominantes y dominados.

Esto se debe a que “la literatura oriental representa una actitud, reflexiva, minuciosa y transparente del ser humano”, afirma Rafael del Castillo, poeta y director de la revista Ulrika.

Que sin embargo, para el escritor Nicolás Suescún “no necesita de metáforas, para llamar la atención sino que se fundamenta en la objetividad con descripciones simples que sugieren otra forma de ver el mundo”

La literatura china actual transporta en cada palabra la memorias históricas de la Dinastía Han, la poesía lírica de Li Po, la protesta contra la guerra de Tu Fu, la filosofía de la Dinastía Song, el teatro de los Yüan, la novela de los Ming y las historias de todos sus ancestros.

Según el novelista Ricardo Silva, “el gran legado de la cultura china es que nos enseña a valorar lo antiguo, la sabiduría de los abuelos y a no jubilar a nadie”.

Los libros chinos recrean el paso de las estaciones, las guerras con los bárbaros, el amor y el desamor, el buen y mal gobierno y, obviamente, el gusto por la naturaleza. Temas que han alimentado desde lejos a literatura Latinoamericana, inclusive a la poesía colombiana, en donde incluso, en palabras de Gonzalo Arango, “el nadaísmo es un regimiento chino invadiendo la tierra prometida para sembrarla de arroz”.



Por CHRISTIAN PARDO
Para EL TIEMPO
escrito por Christian Pardo @ 8:59 AM   0 Comentarios
Friday, April 01, 2005
ENTRETENIMIENTO/ Las cinco estaciones de la rumba en Chapinero
Las notas mezcladas de salsa y rock; y los beats de house, funk y electrónica llegaban hasta la estación de gasolina: sitio de encuentro y de tanqueo. Allí cuatro personas despachaban los minutos con media botella de aguardiente, que salía súbitamente del bolsillo de una chaqueta. Para ellos la rumba ya había empezado.

Para los que hasta ahora se bajaban del bus o del taxi, en la carrera séptima con calle 59 en Bogotá, el viernes empezaría en Bar23, Antifaz, In Vitro, Moncloa y Bar:be. Las cinco estaciones de rumba de este sector de Chapinero.

Quién iba a pensar que `El potrerito de don Antón´, como se le conoció en 1.800 a estas l50 hectáreas, fuera hoy 205 años después toda una zona de rumba.

Qué pensaría don Antón Hero Cepeda, conocido en su época como `El Chapinero’ porque su profesión era hacer chapines, unas sandalias que se ataban al tobillo, si viera rumbeando dentro de sus tierras a más de 600 personas. En su mayoría jóvenes y universitarios que le huyen al reggaeton y al vallenato.

¡Qué pena, don Antón, ahí perdonará la guachafita, pero venimos a rumbear, ala!

Niñas hermosísimas llegaban por todos los flancos, muy ligeras de ropa. Sin pensarlo, a las nueve de la noche la calle 59 se convertía en todo un Fashion. En ese momento me pregunté por qué había traído `leña al monte´, pudiendo aprovechar como Dios manda los beneficios de la soltería.


Entre la multitud, Bibiana Ruiz de 21 años resolvía con sus amigos el problema típico de un grupo cuando sale de rumba. “¿Adónde entramos?”. “Yo quiero bailar salsa, pero mis amigos dicen que hoy quieren electrónica”.

“Viejo, lo que me importa es que pongan buena música y que el trago no sea muy caro, porque hoy quiero `pegármela´”, dijo Camilo Barrera, mientras se quitaba la corbata. A leguas se le notaba que venía de la oficina.

Primera estación: Bar23
Según Luis Izquierdo, uno de administradores “con $10.000 pesos en el bolsillo se puede rumbear sin problema”. Este bar ha sido la plaza de grandes `toques´ de música electrónica y de rock en los últimos tiempos. “No hace mucho se presentó Richard Blair. También ha pasado por acá 1280 Almas y King Changó” asegura Izquierdo.

Por eso, para María Isabel, estudiante de antropología “la música en el 23 es de película”. Y casualmente, su nombre viene de una película alemana. Por eso, cuando Bar23 abrió sus puertas al público, hace tres años, lo hizo como un bar de música industrial, influenciado por el concepto de rumba germánica.

Segunda estación: El Antifaz
A doce pasos está el pionero de la rumba en la 59. Catalogado por sus visitantes como el sitio para los que están ‘en verano´. Sus instalaciones son de fábula “hay comics pintados en las paredes y los cócteles tienen nombres chistosísimos: Caperucita con Liguero, Miénteme Pinocho y Mazinger” nos explicó Adriana Correa, estudiante de comunicación social de la Tadeo, que no paró de bailar ni siquiera para respondernos.

Según el dj de Antifaz “a las 11 de la noche la rumba está arriba”, porque además de salsa clásica, también pone ska, funk, reggae y algo de rock para la gente que viene en grupo.

Tercera estación: In Vitro
Como en la variedad está el placer. Desde 1999, en la esquina de la 59 con séptima, en el segundo piso, está In Vitro. Una pecera musical que además de hospedar en sus cristales al soul, R&B, funk, también le da la bienvenida por días al latin jazz, al tango y al bolero.

“Vengo, me siento, miro la séptima, me tomo un Martini con un amigo. Ese es el plan, muy relajado al principio, pero luego todo se prende” dice Dalia Ospina, actriz de teatro.

Cuarta estación: Moncloa
En seguida, también en un segundo piso, con un concepto de rumba muy particular, ambientado con una decoración minimalista está Moncloa. En honor a una estación de tren en Madrid con el mismo nombre. Todos los fines de semana asisten los que quieren prender motores desde muy temprano y acelerar las situaciones.

“Venir aquí es lo mejor. Pagando el cover no sólo puedo entrar sino que me puedo tomar todo lo que quiera de ron, whisky, vodka o ginebra” afirma Eduardo, profesor universitario. “La rumba es bárbara. Los tres djs residentes hacen bailar con la energía del house hasta al más tieso” asegura Óscar Bermúdez, quien visita Moncloa desde hace un año. Y piensa que “las siluetas femeninas son la mejor decoración del sitio”.

Quinta estación: Bar:be
Pasando el semáforo está Bar:be, la mansión de los placeres de la rumba. Se pronuncia como Barbie, y cuentan sus administradores, Germán Cepeda y Mónica Téllez, que “el nombre del bar es la apología a todo lo que el Ser necesita para divertirse: gente linda, buena música, djs reconocidos, seguridad, y muy buenos precios”.

El sitio congrega a los fanáticos del funk, la electrónica, las raíces negras y la fusión. Y según afirma Alejandro Corzo, empresario de 32 años, “es un sitio muy bacano para rumbear con los amigos y, obviamente, para conocer lindas chicas.”

Aunque el nuevo `potrerito de don Antón´ es reconocido por ser el mejor sitio de rumba de la zona. Ninguno de los entrevistados conocía el por qué del nombre Chapinero. Quién se iba a imaginar que el sitio adonde va de juerga todos los fines semana con sus amigos, hace más de dos siglos, después de fundada Santa Fe, no era otra cosa que una modesta vivienda, como todas las de la época: con paredes de tapia pisada, techo de paja y piso de barro.

Conocer la historia de don Antón ‘El Chapinero´ nos hace sentir que ¡rumbear por estas tierras ala, es todo un privilegio!



Por CHRISTIAN PARDO
Para EL TIEMPO

escrito por Christian Pardo @ 11:42 AM   1 Comentarios
MÚSICA/ Usher, el midas del hip hop
Este nativo de `Chattanooga´Tennesse, en Estados Unidos, fue el más vendedor del año pasado. Es la estrella detrás de Confessions.

Los sueños y los sacrificios de su madre lo convirtieron en estrella.Desde su primera experiencia musical, a los siete años, Kevin Lyttle siempre ha contado con el apoyo de su madre Janice y su tío. Ellos lo impulsaron a que, desde muy joven, no sólo cantara sino también bailara y actuara.

Desde su natal isla de San Vicente en las Antillas crearía lo que hasta el momento se conoce como el mayor éxito caribeño en 20 años. Un álbum que lleva su nombre y catorce canciones. Una fusión entre ritmos de la zona. R&B Soca y baile jamaicano.

En el otoño de 2003, cuando firmó con Atlantic. El sencillo Turn Me On se disparó en listas. En Australia consiguió el platino. En Alemania, Irlanda, Bélgica, Dinamarca, Noruega y Suiza ganó el oro. En todo el mundo ya completó más de 1 millón de unidades vendidas.

Kevin escribió su primera canción a los 14 años y tiempo después grabaría sin éxito su primer disco. Sin embargo, después de la presentación del sencillo Turn Me On en un carnaval de San Vicente, su música se convirtió en todo un himno en el Caribe, y en lo más sonado en las emisoras locales. Aunque antes de llegar a las estaciones de radio, la canción ya era muy popular en las discotecas porque muchos discjockeys bajaron la canción por Internet y, en muy poco tiempo, la pusieron de moda.

La aceptación de Kevin fue tan grande en el mercado discográfico que muy pronto tendría que irse de gira por Europa, Canadá y los Estados Unidos. Convirtiéndose así en lo que siempre quiso “el embajador de una música que hasta ahora ha sido subestimada”.

Este personaje, alimentado desde la cuna con el pop norteamericano, siempre quiso “ser tan bueno como Michael Jackson y Steve Wonder en el escenario”. Por eso, trabajó su voz por mucho tiempo, para lograrlo. El resultado fue una voz delicada y aguda que hoy no niega sus raíces.

La música de Kevin Lyttle llegó para quedarse sin mayores pretensiones que la de fusionar el sabor caribeño con elementos musicales tradicionales y modernos. Turn Me On, Last Drop y la versión del clásico de Trence Trent D´arby Sign Your Name son una pequeña muestra de su gran talento, según él su “habilidad de emocionar… conectando el corazón con la mente”.

Por CHRISTIAN PARDO
Para EL TIEMPO
escrito por Christian Pardo @ 8:30 AM   0 Comentarios

Christian Pardo, 26 años
Bogotá, Colombia
Periodista, arquitecto de información web, voz comercial y bloguero. Estudiante de Gerencia de Proyectos en Telecomunicaciones. Contáctelo

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