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| Thursday, November 04, 2004 |
| MÚSICA/ Sonidos electrónicos en Bogotá |
Música e imágenes de las grandes ciudades del mundo, proyectadas en la fachada del Teatro Jorge Eliécer Gaitán, fueron la antesala al III Encuentro de Sonidos Electrónicos e Industriales, que presentará durante cinco días a 15 agrupaciones, de 8 países distintos en el campo del arte electrónico.
Los asistentes podrán disfrutar de intervenciones visuales del espacio, videoconferencias y obviamente de la música hecha en beats. Por primera vez participaran agrupaciones europeas Static de Alemania, y el francés Phillippe Petit, quien viene abrir “nuevas puertas de percepción”.
AC y DC, grupo colombiano que diseña sus propios instrumentos modificando grabadoras de cinta, organetas, sintetizadores y monitores, abrió la noche con una improvisación de ruido electrónico. Andrés Vila, uno de sus integrantes, dice que sólo le falta incluir ataris dentro de sus instrumentos “me he tirado tres ataris y aún no he podido acondicionarlo, para que de algún sonido”.
Bishop, invitado de México, con tres sampler hizo de su bit cadencioso un buen espacio para “mover un poquito el cuerpo”. El mexicano, que ha tocado en la India y Nueva Delhi, vino a contagiar a Colombia con su “minimal beat house con texturas muy profundas” que muy pronto llevará también al Uruguay.
Bishop junto con Wakal son la propuesta azteca del encuentro, muy urbana, pero a la vez muy rumbera. Por su parte, Jimmy Flamante, venezolano y amante del jazz “por casualidad”, entró en escena con su “música collage”, como él define su estilo, una mezcla entre glitch-hop y breakcore.
Según Flamante, “la música ya está hecha y hoy en día tú puedes escoger lo que quieras”, “puedes usar vinilos o puedes usar mp3”. Él aunque colecciona los acetatos que compra en el centro de Caracas prefiere digitalizar su música y tocar con la ayuda de su computadora “es mi mano derecha”.
Por CHRISTIAN PARDO
Para EL TIEMPO |
escrito por Christian Pardo
@ 10:04 AM
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| Tuesday, November 02, 2004 |
| CULTURA/ Terminó festival de Rock al Parque, tres días de barro, cansancio y adrenalina |
El fin de semana reunió a más de 300 mil jóvenes del país con una excusa: rendir tributo al rock, sin importar el clima, los tumultos y el cansancio.
Con un sol picante que le daba directo en la cara, Luis Fernando Pérez devoraba hambriento un perro caliente. Pero su hambre no era solo de comida, también era de rock: mientras comía, llevaba el ritmo de las tonadas blues de Black Cat Bone.
La décima edición de Rock al Parque, realizada este fin de semana en el parque Simón Bolívar, en Bogotá, lo separaba 16 horas de viaje por tierra de su natal Cúcuta. No importó, porque acompañado de sus 'parceros' cucuteños, se echó el viaje en bus. "Vea, acá estoy 'sollándome' el festival con 10 'panas' que viajaron conmigo", afirmó, mientras su golpeado acento delataba su procedencia.
Como él, más de 100 mil jóvenes de todo el país se gozaron el último día de la fiesta rockera más importante de Latinoamérica que, con su décimo aniversario, confirma que Colombia ocupa un lugar importante en la escena musical internacional.
La entrada a los escenarios, pese a la concurrencia de público, no fue complicada. "Me demoré una media hora en ingresar, la vuelta fue 'breve'. Por ahí lo único malo es que tuve que dejar mis cigarros en la entrada y mi sombrilla", anotó Alejandro Marchan, que aunque no pudo asistir el sábado ni el domingo, prefirió esperar los conciertos de sus bandas favoritas: Pornomotora, Black Cat Bone, Andrea Echeverri y Aterciopelados, y Kinky.
Los más de 300 mil roqueros que asistieron a los tres días del 'carnaval' de la música alternativa, soportaron 'obstáculos' como el clima, las aglomeraciones y el cansancio. "A mí no me importa meterme en la multitud, yo vine a hacer parte del 'pogo', y a embarrarme. De eso se trata...", aseguró Merchan, mientras señalaba sus tenis color café, que en realidad eran blancos pero estaban cubiertos de barro seco.
 "Rock al Parque es para 'guerreárselo'. He pasado tres días a punta de perro caliente, mazorca y arepas. Y no le tengo miedo a la lluvia", agregó Pérez, que se quedó el fin de semana en casa de unos amigos bogotanos en la zona del Portal de la calle 80.
Sin embargo, no todos los asistentes se untaron de 'rock sucio'. Laura Galvis, una hermosa niña de 15 años, escogió un acogedor rincón del escenario Plaza del parque, para sentarse con su hermana Sandra, lejos del tumulto y escuchar a Andrea Echeverri interpretando sus recientes éxitos.
"Es increíble que hoy vaya a ver a Robi Draco Rosa y a Café Tacuba en vivo. No lo puedo creer", dijo con una emoción que se reflejaba en su tono de voz, acompañado de una enorme sonrisa.
Así, como ella, los jóvenes colombianos que asistieron a la fiesta anual del rock vivieron un fin de semana de 'locura', en el que le dijeron 'Sí' a la tolerancia, a la cultura, y al respeto, pues no se presentaron desórdenes ni inconvenientes en los tres días de 'extrema' convivencia que organizó el Instituto Distrital de Cultura y Turismo con Rock al Parque.
Eso sí, no faltó al que se le fueron las luces por el tumulto o por el exceso de adrenalina. De acuerdo con la información de la Cruz Roja, se atendieron más de 500 casos de desmayos y asfixia, pero ninguno de gravedad. Para asegurar que los tres días de concierto transcurrieran en armonía, se contó con la protección de 900 efectivos de la Policía Metropolitana, que velaron por la seguridad de los rockeros.
Funk, ska y reggae en el parque
Bastante ska y espesos ambientes jamaicanos fue lo que encontraron los asistentes al segundo día de Rock al Parque, en el Escenario Lago. La Severa Matacera, con una buena dosis de ska, reggae y funk, fue la encargada de abrir la tarde. La agrupación bogotana demostró sus ocho años de experiencia musical, interpretando las canciones de sus álbumes Inmunidad y Cuando la gente se pare.
Luego le tocó el turno a Dafne Marahunta, agrupación de Chaparral, municipio al sur del Tolima, ganadora del premio a mejor banda ska de la revista Shock. Los tolimenses aprovecharon la celebración del Día de Brujas, para encender la rumba y poner a bailar bajo la lluvia a todos sus seguidores.
Más adelante, con los ánimos arriba, la gente estaba lista para la presentación de la banda más caliente del hip hop y del funk. Saltó a la tarima Funkreal, quinteto chileno, con todo el poder y la sensualidad de su música y con un gran Respeto por el funk, su más reciente álbum.
A la serie musical, se sumaron los argentinos Auténticos Decadentes. Y como se esperaba, la luna se encargó de iluminar la llegada de la última banda de la noche: Skatalites, ganadores de dos premios Grammy a Mejor Álbum Reggae en 1996 y 1997. La legendaria banda jamaiquina se sentó en su trono, el cual ocupa desde los años 60, y deleitó con su experiencia a los adeptos de este género musical.
Por CHRISTIAN PARDO
Para EL TIEMPO
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| escrito por Christian Pardo
@ 8:54 AM
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